Nuestro pequeño amigo Alex

Lo prometido es deuda, y como lo prometí al momento de empezar el libro de la naranja mecánica, aquí tienen mi humilde opinión al respecto. Primero quiero aclarar que la película no la terminé de ver, debido a que he perdido un poco la paciencia con ver películas en internet, logré llegar a la parte en la que Alex es capturado. Eso significa que no vi el final, pero después de haber terminado el libro, me atrevo a adivinar donde es que se quedó la película y como Kubrick no llega a incluir el último capítulo.
Ahora, como advertencia, si no has visto la película o tampoco has leído el libro, no sigas leyendo… Eso si, a menos que la curiosidad sea más grande que la paciencia.
Nuestro pequeño amigo Alex, representa esa parte de rebeldía por la que todo adolescente pasa en su vida. Sea en menor o mayor grado, pienso que todos pasamos por esa etapa en la que no nos conformamos con nada, en la que queremos ser diferentes del resto, llamar la atención.
En la naranja mecánica se describe un viaje, como una persona puede empezar desde lo más bajo hasta de pronto, caer en la cuenta que lo que lo divertía hace unos años ya no le parece divertido. Es así como maduramos. Es lo que Alex aprende al final del libro, incluso llegando a la conclusión que debería de buscar novia y asentar cabeza.
Otra cosa que me llevó a pensar el libro fue que esa ley de matemáticas de los signos positivos y negativos se aplica mucho a la realidad, aunque no lo he confirmado del todo. Eso de signos iguales (positivo positivo o negativo negativo) tienen como resultado positivo y signos diferentes (positivo negativo o negativo positivo) producen un resultado negativo. Dicha ley se ve reflejada en los actos de Alex, obviamente negativos, esto conlleva a una reacción negativa al verse encarcelado. La ecuación sería: acto negativo + acto negativo = acto positivo. Donde el primer acto de Alex es la violencia el segundo acto negativo (para la vida de Alex) es la cárcel y el método de Ludóvico que le aplican. Esto al final produce un acto positivo, el de “estar curado”, aunque eso implicara que fuera despojado de la facultad humana del libre albedrío.
Me llamó mucho la atención ese paralelismo con la vida real, mezclado con el sentido del karma. Me refiero a esa parte cuando, después de ser golpeado por sus antiguos amigos ahora policías, Alex es tirado en un pueblo y llega a pedir ayuda a esta casa, que por cierto, se le hacía muy familiar. El señor de la casa lo recibe, y Alex termina reconociendo que ese hombre era el que habían robado en una de esas ocasiones un par de años atrás. Sin embargo, Alex permanece callado. Este hombre resulta ser escritor, y de hecho, escribe un libro llamado la naranja mecánica. Por obra del destino, se termina dando cuenta que Alex fue el que mató a su esposa, pero no logra hacerle daño a este. Me parece irónico como este hombre ayuda a Alex e incluso, llega a sentir lástima por él.
Hasta ahora creo llegar a comprender el sentido del título. Una naranja mecánica, un simple dispositivo destinado a hacer las cosas mecánicamente y sin pensar, eso fue a lo que redujeron a Alex.